domingo, 6 de noviembre de 2011

20.- CONSECUENCIAS DE LA RUPTURA DEL EURO (Año 2011)

INFORME DE UBS INVESTMENT RESEARCH (The Economist)



Consecuencias de la ruptura del euro
Durante la fase de creación de la Zona Euro se enfatizaron en exceso las bondades de una divisa común (ausencia de costes cambiarios, impulso al comercio, turismo, etc.), en lugar de hablar sobre el verdadero pilar: una política monetaria única para un conjunto de países con distintos ciclos económicos. Esto ha dado lugar a otro de los grandes problemas como ha sido la aparición de burbujas y exceso de endeudamiento en
ciertos países al calor de una política monetaria demasiado acomodaticia para ellos.
Para que una Unión Monetaria sea óptima deben darse dos escenarios: 1-todas las economías deben moverse en la misma dirección, de forma que los efectos de una política monetaria única sean homogéneos para la unión en su conjunto; 2-las economías han de ser suficientemente flexibles para abordar con soltura desviaciones de la senda común de la unión.
Bajo la estructura actual y los actuales miembros, la Zona Euro no debería existir puesto que bajo el diseño actual el Euro no funciona. Desde UBS Research plantean cambios en dos direcciones: avanzar en la estructura fiscal hacia una mayor integración, o modificar el número de Estados Miembros actuales, pudiendo esto último derivar en una ruptura del euro.
La deriva de los acontecimientos en Europa ha extendido la idea de que el abandono del Euro sería beneficioso, pero no se tiene en cuenta lo desastroso de las consecuencias y la dificultad en su aplicación. Antes de hablar de las consecuencias del abandono del euro por parte de un país miembro, hay que tener en cuenta la dificultad de la acción desde un punto de vista legal, puesto que en los tratados del la Zona Euro esto no se contempla: el Euro se creó con carácter irrevocable para dotar de fuerza el compromiso adquirido por los Estados Miembros.
La ratificación del Tratado de Lisboa incluyó por primera vez la posibilidad de salida de la Unión Europea ( UE), no así de la Unión Monetaria Europea (UME). Hasta entonces no se había incluido ninguna cláusula de salida para los países miembros con el fin de evitar, por un lado, la asunción de responsabilidades y por otro ampliar las probabilidades de salida de la unión. Sin embargo, en el artículo 50 se establece que, y esto es lo más importante, que en todo caso la salida será voluntaria con acuerdo de los 27 países miembros, restringiéndose de forma tajante la expulsión por parte de los demás Estados. Además, de forma explícita, se determina como irrevocable la entrada en la Unión Monetaria, de tal forma que si algún país quisiera abandonarla se vería obligado a abandonar también la UE, dado que no existe un marco de actuación que no implique la salida automática de ambas. A todo esto habría que unirle unas negociaciones que podrían extenderse en demasía, dado que entraría en juego la voz de los otros 26 miembros y la necesidad de reformar los tratados (en muchos casos la aprobación de Tratados de la UE se ha hecho por referéndum y para su reforma también serían necesarios).

¿Qué ocurriría si un Estado fuera expulsado?

El espíritu de la legislación europea está enfocado hacia la integración y el cumplimiento de la misma, de tal modo que la expulsión de un país sería contraria a ésta y declarada inválida por el Tribunal Europeo de Justicia en caso de impugnación.
El abandono de un estado pequeño de la UME implicaría de forma inmediata unos costes elevadísimos derivados de la creación de una nueva divisa primero, y un posible efecto dominó de otras economías débiles de la Unión que pasarían a sufrir el ataque indiscriminado de los mercados.

1- Default:
Al despedirse del Euro se presentan dos opciones en cuanto a la deuda pública: la primera dejarla en euros, pero en tal caso la deuda estaría en divisa al 100% y la potestad fiscal sería nula; la segunda consistiría en la conversión a la nueva moneda, que llevaría al DEFAULT del Estado primero y corporativo después.

2- Colapso del sistema financiero:
Los depósitos de la banca de un país que deja el Euro se convertirían a la nueva divisa y ello conlleva una seria de cuestiones. Primero, ¿convertir sólo los depósitos en euros, o también dólares, francos, etc? Segundo, ¿sería imprescindible cerrar “a cal y canto” el sistema bancario para evitar la retirada masiva de depósitos? Tercero, el sistema financiero tiende a comportarse como correa de transmisión, por lo que a partir de ese momento cualquier país miembro candidato al abandono del Euro podría sufrir la retirada masiva de depósitos.

3- Salida de la UE:
Rompiendo con la UME se está violando la Constitución Europea y tal y como decía el Art 50 del Tratado de Lisboa, la salida de la UME lleva aparejada la salida de la UE. Se puede soñar con una negociación para la reentrada cuando las condiciones dejen de ser adversas pero el daño provocado sería una condena de varios años sin poder volver a ingresar en la UE.
También es importante mencionar el final de la libre circulación de capitales y personas.

4- Comercio, aranceles y proteccionismo:
Se estima en un 60% el valor de la nueva divisa respecto al Euro en el Estado excluido, con lo que es probable que la UE impusiera tasas del mismo porcentaje al comercio con el país (la Comisión ha aludido de forma explícita mencionando la necesidad de compensar la devaluación de la nueva divisa).

5- Desórdenes civiles:
La descomposición de las uniones monetarias a lo largo de la historia ha venido acompañada de episodios de desorden civil y en el peor de los casos guerras.
El abandono del área monetaria única para una economía pequeña (Grecia por ejemplo) podría suponer según cálculos de UBS entre un 40% y un 50% del PIB, que traducido, serían 9.500-11.500€ por ciudadano de ese país en el primer año y de 3.000€ a 4.000€ los siguientes.

¿Qué ocurriría si un Estado fuerte decidiera abandonar el Euro?
Si por el contrario el país saliente del Euro fuese de los grandes (Alemania), cada uno de los residentes cargaría con 6.000-8.000€ el primer año y de 3.500€ a 4.500€ los sucesivos, con lo que el PIB de dicho país se reduciría entre un 20% y un 25%. Todo ello debido al impacto negativo sobre sus exportaciones (por una posible apreciación del 40-50% de su nueva divisa), colapso del sistema bancario, etc, así como la salida inmediata de la Unión Europea.
Sin embargo, el coste de rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, asumiendo una quiebra total de su deuda, sería para cada ciudadano alemán de 1.000€ en un único impacto.

16 de septiembre de 2011

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